
Despreciado y evitado de la gente. Un hombre hecho a sufrir, curtido en el dolor.
De esta forma presenta el profeta Isaías la ultima semana de Jesús en la tierra.
Es Domingo y una multitud recibe al Maestro con cantos y palmas, pero pareciera que su mirada no esta dirigida hacia el recibimiento.
Jesús estaba conmovido por Jerusalen, a tal punto que lagrimas brotan de sus ojos. La ciudad esplendorosa ya no es la misma, han dado la espalda a Dios.
Si Jesús mira hoy nuestra ciudad ¿Por qué lloraría?. Si hoy el buen maestro no viera, ¿Que le haría sentir dolor?.