
El lunes mientras caminaba a Jerusalén, Jesús tuvo hambre, se acercó a una higuera frondosa, pero no tenía higos, al ver esto el Maestro la maldijo diciendo: “¡Nadie vuelva jamás a comer de tu fruto!.” que contraste no?. Por qué esa actitud? ¿Qué fue lo que lo impulsó a maldecirla?.
No nos quejemos cuando el labrador tenga que cortar alguna parte de nuestras vidas que no estén dando fruto, alegrémonos cuando seamos desafiados a ir más profundo en nuestro caminar con Cristo, por seguro una iglesia fructífera, no es aquella que se ve bonita en el lugar donde está, al contrario es una que lleva frutos de transformación a donde quiera que vaya.