
El mayor y mejor ejemplo de sufrimiento lo tuvo el Padre celestial, viendo la agonía de su Hijo
en la cruz del calvario, muriendo por una humanidad insensible y mal agradecida; sin embargo,
el Padre tenía el propósito de traer salvación y vida eterna a todos nosotros. Cuando estamos
sufriendo y tengamos la tentación de culpar a Dios por todo lo que estamos pasando, lo mejor
que podríamos hacer es echar una mirada a la Cruz y preguntarnos, ¿cuánto sufriría el Padre
viendo a su Hijo allí enclavado, y tener que abandonarlo a causa de la gran cantidad de pecados
ajenos cargados sobre sí?