
La urbanización y la agricultura están convirtiendo nuestros paisajes de formas dramáticas. Esta expansión viene acompañada de temperaturas crecientes y fenómenos climáticos extremos que ponen en jaque la supervivencia de muchas especies. Por ejemplo, aquellas aves que anidan en tierras agrícolas tienen menor sobrevivencia de polluelos en temperaturas extremadamente cálidas, pero ocurretodo lo contrario en los bosques. Los cuales actúan como amortiguadores naturales contra las temperaturas extremas.
La transformación de los hábitats en terrenos agrícolas y urbanos se está extendiendo y va acompañada de un calentamiento de las temperaturas y un aumento de los fenómenos climáticos extremos. Esto nos plantea una cuestión urgente sobre cómo manejar y mitigar estos impactos.