
La calificadora Moody's disipó nuevamente el apetito de riesgo en los mercados tras anunciar una reducción en la calificación de la deuda soberana de EEUU, confirmando decisiones similares que en la última década tomaron sus competidoras S&P y Fitch. La decisión hace que se ponga atención sobre un hecho que todos saben pero que los precios no reflejan: la trayectoria de la deuda norteamericana no es sostenible.