
Hay amistades que llegan sin anunciarse y se quedan para siempre. No comparten apellidos, pero sí el corazón. En este episodio hablo de esos amigos que se vuelven casa, que aparecen en los momentos difíciles y celebran nuestras pequeñas victorias como si fueran propias. Son los vínculos que nos recuerdan que la familia también se elige… y a veces, se encuentra donde menos lo esperábamos.