
Conforme los tiempos avanzaron y las hordas invasoras redujeron su flujo, las ciudades comenzaron a crecer fuera de las murallas, y comenzó la difusión de la moneda, la letra de cambio y los pagarés.Con ello, el ser rico no estaba mal visto ya que si el trabajo dignifica, la riqueza, como producto del trabajo, era igualmente digna