
El acceso a tecnologías sin el acompañamiento adecuado expone a niños y adolescentes a riesgos clasificados en contenido, contacto y conducta.
Los riesgos delictivos principales incluyen el **grooming** (acoso sexual por adultos), explotación sexual, ciberacoso, fraude, y exposición a contenido inapropiado, violento o pornográfico. El uso no supervisado también conlleva la invasión de la privacidad y el robo de datos personales, así como la victimización mediante imágenes falsas creadas por Inteligencia Artificial (IA). En el ámbito de la conducta, prácticas como el *sexting* pueden derivar en extorsión, y los retos virales pueden inducir al daño. Adicionalmente, el consumo excesivo de pantallas puede generar dependencia, ansiedad, depresión, dificultades de concentración, y graves trastornos del sueño.