
Bienvenidos, cinéfilos hierberos, a un nuevo episodio de Cinefilia y Otras Hierbas, cine, televisión, música y videojuegos para escuchar.
Hoy continuamos con nuestro ciclo dedicado a Aaron Sorkin y nos sumergiremos en el que fue su segundo guion original convertido en película: MI QUERIDO PRESIDENTE (1995).
Aaron Sorkin llegó a MI QUERIDO PRESIDENTE casi por capricho de las estrellas de Hollywood. Todo comenzó con una idea sencilla de Robert Redford: "el presidente se fuga con su novia". Redford, inicialmente adjunto para protagonizar, reclutó a Sorkin tras leer su tratamiento, pero el proceso de escritura fue un torbellino personal. Aislado en una suite del Four Seasons en Los Ángeles durante semanas, Sorkin confesó haber compuesto el guion bajo el influjo diario del crack, lo que explica por qué su borrador inicial superaba las 385 páginas –más extenso que un tratado presidencial, pero con menos protocolos.
Mi Querido Presidente es, en esencia, una comedia romántica con pedigrí presidencial. Seguimos a Andrew Shepherd, un viudo presidente demócrata con una aprobación del 63% y una hija adolescente, que se enamora de Sydney Ellen Wade, una lobista ambientalista feroz interpretada por Bening. Mientras Shepherd maniobra para aprobar un proyecto de ley contra el crimen –sacrificando cláusulas sobre control de armas para ganar votos–, su romance con Wade se convierte en munición para el opositor republicano Bob Rumson (Richard Dreyfuss), quien ataca su moralidad y valores familiares. Pero lo que eleva esta historia por encima del cliché romántico es el toque sorkiniano: diálogos como ráfagas de metralleta, personajes de inteligencia quirúrgica que debaten ética, medio ambiente y libertad de expresión con una elegancia que hace que la política suene casi poética. No es solo un "chico conoce chica" en la Casa Blanca; es un tapiz donde el romance se entremezcla con comentarios agudos sobre el bipartidismo, el lobby y el precio de la integridad, todo envuelto en un humor que roza lo ingenioso sin caer en lo pedante.
Para Sorkin, este filme representó el salto definitivo hacia su obsesión por los pasillos del poder, consolidándolo como el cronista de la utopía política americana. Martin Sheen, aquí jefe de gabinete, ascendería a presidente en The West Wing, un rol que revitalizó su carrera y lo convirtió en sinónimo de liderazgo idealizado.
MI QUERIDO PRESIDENTE es un unicornio en el paisaje cinematográfico, recordándonos que, a veces, el amor y la política pueden coexistir en armonía... al menos en la gran pantalla.
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¡Que lo disfruten!
#Sorkin #MichaelDouglas #RobReiner #Cine