
Apasionada y dedicada, Virginia Betancourt representa la lucha y la convicción; el no rendirse y la esperanza de que la educación y formación son clave para la construcción y crecimiento de un país.
Su niñez y juventud estuvo marcada por los viajes y vivencias en territorios foráneos debido al exilio de su padre, Rómulo Betancourt. Costa Rica (donde nació), Chile y Puerto Rico fueron algunos de los destinos recorridos por ella y su familia. De la Universidad de Chicago egresó como socióloga.
El poder compartir y ayudar a formar a otros ha sido la pasión de su vida, dar herramientas para que otros puedan formarse y crecer.
Su legado no tiene discusión, con las más importantes distinciones nacionales e internacionales han sido reconocidos los aportes de Virginia Betancourt, una mujer que siempre tiene una sonrisa para su amada Venezuela.