
Nuestra humanidad nos hace dependientes de nuestras emociones y nuestros anhelos pueden llegar al fracaso, mientras que DIOS es veraz, fiel, constante y verdadero, en él no hay cambio alguno. Se hace necesario reconocerlo en todos nuestros caminos y ponerlo por encima de todo y primero en todo para que tengamos de él la oportuna guía y dirección.