Todos fallamos. Todos pecamos. Y muchas veces cargamos con culpa, vergüenza y la sensación de que ya no hay salida. Pero la Biblia nos enseña algo poderoso: la gracia de Dios es más grande que nuestros errores.

📖 El rey David cometió un grave error al hacer un censo movido por orgullo. Ese acto trajo consecuencias terribles: una plaga que cobró la vida de 70,000 personas. El pecado siempre deja marcas, y muchas veces los más afectados son aquellos que más amamos.

😔 David intentó evadir su responsabilidad, pero finalmente reconoció: “Fui yo quien pequé”. Ese paso de humildad abrió la puerta a lo inesperado: la gracia de Dios.
Cuando el ángel estaba a punto de destruir Jerusalén, Dios dijo: ¡Basta! 🙌

💡 Lecciones de esta historia:
1️⃣ Todo error trae consecuencias, pero no es el final.
2️⃣ La gracia de Dios detiene el juicio y nos da nuevos comienzos.
3️⃣ Cada lugar de caída puede convertirse en un altar de restauración.

David levantó un altar en el mismo lugar de su error, y ese altar apuntaba al mayor sacrificio: Jesús en la cruz. Allí el Padre levantó el altar definitivo de gracia para detener la plaga del pecado.

📖 “Acerquémonos con confianza al trono de la gracia, donde hallaremos misericordia” (Hebreos 4:16).

🔥 Has fallado? Ese no es el final de tu historia. Levanta un altar en tu corazón, ríndete a Dios con humildad y entrega. La gracia de Cristo es más poderosa que cualquier error.