
Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro, esperanzade las naciones y salvador de los pueblos: ven a salvarnos, Señor Dios nuestro. (Is. 7:14)
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.