
“...cuando surja el sol, verán al Rey de reyes: como el esposo en la cámara nupcial. Él viene del Padre… ¡Oh, Emmanuel, nuestro Rey y legislador, esperanza y salvación de los pueblos, ven a salvarnos! ¡Oh, nuestro Dios...!” (Mt.1:18-25; Lc 2:1-8)
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!