
En la Biblia, un profeta es una persona inspirada por Dios que actúa como su portavoz, comunicando su mensaje al pueblo de Israel y a otras naciones. Su función principal es advertir sobre las consecuencias de la desobediencia y llamar al arrepentimiento, pero también ofrecen consuelo y esperanza, señalando la restauración divina. Los profetas no solo predecían el futuro, sino que también eran críticos de la injusticia social y la hipocresía religiosa de su tiempo, y muchos de sus libros son clasificados como profetas mayores y menores según su extensión.