
Hannah Arendt, en su obra La condición humana, subraya la importancia del espacio público como un ámbito donde los individuos, en su pluralidad, pueden aparecer y actuar juntos.
En el espacio digital, esta autenticidad se diluye. La interacción se mediatiza a través de algoritmos que filtran el contenido, modelan nuestras experiencias y refuerzan burbujas ideológicas.
¿El mundo digital puede ser considerado un espacio público y legítimo o es sólo una simulación del mismo?