
Cuando dejamos de buscar a Dios y descuidamos nuestra relación íntima con su Espíritu Santo, nuestro espíritu se adormece, dandole la oportunidad al enemigo de sembrar sus semillas en nuestra tierra y le abrimos la puerta a infiltrarse en nuestra vidas, ocasionando destruccion y sufrimiento. Tenemos que proteger nuestra tierra y estar despiertos a los ataques del diablo para que nuestra vida no se marchite y cumplamos el propósito que Dios tiene para nosotras.