
Dicen que somos lo que nos marca en la infancia. Pero, también, somos lo que palpitan nuestras raíces. Hija de un desaparecido en la última dictadura militar y tataranieta de un cacique guaraní, Charo Bogarín alimentó cada una de sus facetas artísticas hasta descubrir la música, que fue el lugar y el medio que encontró para poder fusionar el mensaje que deseaba transmitir: somos una mezcla rara y hermosa y, sobre todo, una mezcla que goza de riqueza infinita a la que no podemos dejar extinguir.