La vida es una guerra.  Y hay gente ahí fuera, y hay cosas ahí fuera que están tratando de derribarte.  Las cosas van a salir mal. Y cuando las cosas van mal, es bastante fácil decir, ¿sabes qué? Me voy a retirar, o me voy a rendir. Y tú puedes hacer eso. Pero creo que no. Creo que no, creo que hay que seguir luchando. Y sigues luchando, y sigues luchando, y sigues luchando sin importar lo que pase. Y nunca te rindas. Nunca te rindas. Y si sientes que tu vida está en un lugar donde no puedes caer más bajo, y no crees que puedas encontrar una salida, bien. Porque eso significa que el último desafío está por delante de ti, significa que sólo puedes subir. Y también significa que las cosas van a ser difíciles. Las cosas van a ser más difíciles de lo que puedas imaginar, pero esa tormenta en la que estás, desde tu perspectiva, parece que esa tormenta está envolviendo al mundo entero. Pero te digo que no es así. La tormenta en la que estás, es difícil ver fuera de esa tormenta, es difícil ver más allá de ella, parece que la tormenta lo es todo. Pero la tormenta no lo es todo. Y no durará para siempre. Puedes salir de la tormenta, y saldrás de la tormenta, y cuando salgas, verás el sol de nuevo. Pero ahora mismo, estás siendo juzgado. Estás siendo forjado, estás siendo probado por el fuego y el dolor. Esa es la prueba. No falles la prueba. No falles la prueba, no te rindas, no te rindas. No te rindas nunca. Sigue luchando. Lucha a través de la tormenta. Lucha a través del dolor y ven al otro lado más fuerte, y más duro, y mejor. Un luchador. Un sobreviviente. Un ganador. Victorioso. Y libre de esa tormenta. Libre de la oscuridad. Libre. La vida puede ser dura. Pero, ¿saben qué? Es la única vida que tienes. Así que ve y vive una vida que al final te permita mirar atrás y decir, demonios sí, lo haría todo de nuevo.