En este episodio de Encarcelado, su anfitrión, Rogelio Guerra, rememora el momento más descorazonador del caso: el veredicto del jurado. A pesar de la abrumadora evidencia física y forense que apuntaba a la inocencia de nuestro Cliente, el jurado ignoró los hechos y emitió un veredicto de culpabilidad, sentenciando a un hombre a cadena perpetua.

El episodio detalla los argumentos de clausura de la fiscalía, desesperados y cargados de emoción, que se enfocaron en el testimonio poco confiable de un testigo en lugar de en las pruebas.

Guerra describe cómo la breve deliberación del jurado no se basó en los hechos escritos, sino en sus percepciones y prejuicios sobre el carácter y el entorno del Cliente. Explica que vieron a un hombre que admitió estar en una escena caótica con un arma y concluyeron que eso era "suficientemente culpable."

El episodio da un giro drástico cuando Guerra revela dos cruciales piezas de nueva evidencia que descubrió en los archivos del caso: una carta del testigo clave, JW, confesando que mintió en su testimonio, y un detalle forense sobre la bala encontrada en el pulmón de la víctima. Guerra descubrió que el peso de la bala era inconsistente con el arma calibre .40 que la policía alegó ser la herramienta homicida, sugiriendo que se usó un arma de fuego diferente.

Esta evidencia recién descubierta, oculta en los documentos de apelación, le da a nuestro Cliente una nueva oportunidad para la justicia. El episodio concluye con la firme determinación de Guerra de formar un nuevo equipo y presentar sus hallazgos a un pastor y un nuevo abogado, preparando así el escenario para la siguiente fase de esta batalla.