
Después de una gran victoria con Jericó, vino una gran caída para el pueblo de Israel frente a un pueblo pequeño. El problema estaba por dentro. La codicia de Acán lo llevó a cometer pecado y trajo la maldición para su familia y para todo el pueblo de Israel. El problema de estos tiempos es el pecado oculto, ese enemigo que nos destruye por dentro y no nos deja crecer en la vida espiritual.