
El 2 de enero de 1492, Boabdil entregó las llaves de Granada.
Las puertas de la Alhambra se cerraron tras él, y el eco de ocho siglos pareció apagarse para siempre.
Pero hay legados que no mueren: se disuelven en la lengua, en la piedra, en el agua.
Este episodio es un viaje por las huellas vivas de Al-Ándalus:
las palabras que aún pronunciamos sin saber su origen —ojalá, azafrán, aceituna, hasta albañil—, las acequias que todavía riegan la tierra, los arcos, las fuentes, los patios que mantienen la geometría del silencio.
También está su música, su cocina, sus luces y sus sombras:
el esplendor científico y artístico junto al dolor del exilio, la conversión forzosa y la expulsión de los moriscos.
Al-Ándalus no terminó en 1492. Se transformó.
Pasó a ser herencia, memoria y raíz.
Sigue presente en la manera en que miramos el mundo, en nuestra sensibilidad hacia la belleza, en la mezcla que define lo que somos.
Porque la historia no es una línea rota, sino una red de voces que resisten al olvido.
Y entre todas ellas, la de Al-Ándalus sigue sonando…
si sabemos escuchar.
Música utilizada: Obra: En este Lugar
Música de https://www.fiftysounds.com/es/