
Inteligencia emocional podría entenderse como un remake del "conócete a ti mismo" de Sócrates, atravesado o interpelado por la ética y los afectos de Spinoza. Desarrollar una inteligencia emocional para el presente siglo implica una disposición a cuestionar nuestros hábitos, principios morales, juicios de valor. Conocernos a nosotras mismas implica conocer cómo nos afectan y cómo afectamos a los otros seres con los que convivimos.