
Amar lo que hacemos. Algo simple en la teoría, pero difícil en la práctica.
¿Desde donde estás creando lo que estás creando? ¿Desde la expresión o desde la pretensión?
Cuando las expectativas y demandas se entrometen en el proceso creativo, el amor se hace a un lado y todo se complica. Por eso, además de aprender a hacer lo que hacemos, los creativos debemos aprender a amarlo. Porque cuando eso sucede, todo sucede.