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En la crianza de nuestros hijos, la perspectiva bíblica nos da un marco invaluable para entender y enfrentar los desafíos cotidianos. La Palabra de Dios nos recuerda que "en el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo" (Juan 16:33). Este principio nos guía a no sobreproteger a nuestros hijos, sino a equiparlos para enfrentar la vida con carácter, verdad y amor.Cuando un niño se siente herido o rechazado, es esencial escuchar con paciencia y sabiduría, recabando información sin dejarnos llevar por emociones inmediatas. Proverbios 18:13 nos advierte: "Al que responde palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio". Debemos ser diligentes en comprender la situación completa antes de reaccionar, modelando dominio propio (Gálatas 5:22-23).Nuestros hijos, al igual que nosotros, son pecadores necesitados de redención. Enseñarles a identificar su propio pecado y a manejar conflictos con humildad y perdón refleja el corazón del Evangelio. Mateo 18:15 nos instruye a ir primero a la persona involucrada, fomentando la reconciliación directa y el crecimiento en responsabilidad personal.Recordemos que el objetivo no es criar hijos "de cristal" que se quiebren ante la adversidad, sino jóvenes firmes, arraigados en la verdad y el amor de Cristo. Nuestra paternidad no se trata de nuestra comodidad o reputación, sino de formar corazones que buscan a Dios y reflejan su gloria.#CrianzaBíblica #FormaciónDeCarácter #EsperanzaEnCristo