
Desde las calles de arena de Santa Marta hasta los estadios del mundo, Carlos “El Pibe” Valderrama conquistó corazones con su visión única de juego y su inconfundible cabellera dorada. Capitán de la selección Colombia en los años 90, fue símbolo de alegría, humildad y liderazgo.
Un capítulo que enseña que el verdadero talento no siempre está en ser el más rápido o el más fuerte, sino en compartir, confiar en los demás y jugar con el corazón.