
Desde las canchas públicas de Compton hasta los grandes torneos del mundo, Venus y Serena Williams demostraron que los sueños no tienen color ni origen. Con el apoyo de su familia y una determinación inquebrantable, rompieron barreras, cambiaron la historia del tenis y se convirtieron en ejemplo de unión, disciplina y amor fraternal.Un capítulo que enseña que cuando los sueños se comparten en familia, no hay meta imposible.