
Ronaldo Nazário deslumbró al mundo con su velocidad y talento, hasta que las lesiones más duras amenazaron con acabar su carrera. Pero su determinación fue más fuerte que el dolor. Tras años de esfuerzo y recuperación, volvió para liderar a Brasil en el Mundial de 2002 y levantar la copa como un verdadero campeón.Un capítulo que enseña que la grandeza no se mide por cuántas veces caes, sino por la fuerza con la que te levantas.