A medida que el astro de la noche avanza en su ciclo, su luz decrece día tras día hasta desaparecer por completo de la mirada del observador geocéntrico. Ese instante de invisibilidad no es pérdida, sino poder: es la oportunidad de comulgar nuevamente con el astro rey y establecer las bases de una nueva dinámica sobre la vida, la expresión y el destino humano.

Hasta este 20 de noviembre, el cielo nos concede un territorio liminal:

un tiempo para soltar lo innecesario, para dejar caer lo que ya cumplió su función, y para abrir espacio a la visión de lo que viene. Es un margen perfecto para mirar en perspectiva, sin presiones, sin promesas, sin compromisos forzados con el mañana. Solo observar, comprender y permitir que el ciclo se cierre como debe.

Nuestro horóscopo semanal integra distintos niveles de lectura:

• El enfoque individual, que contempla los alcances de los movimientos estelares (y especialmente lunares) sobre la vida según el signo de nacimiento.

• Las implicaciones globales y colectivas, derivadas de las distancias en grados de arco entre la Luna y los demás planetas.

• El tránsito de la Luna por los signos, que marca matices emocionales, ventanas de acción y pulsos energéticos para la vida cotidiana.

Este es, en esencia, un período para detenerse, sentir, comprender (y desde ahí) prepararse para renacer con la próxima Luna Nueva.

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