
El mensaje reflexiona profundamente sobre la verdadera generosidad cristiana y la diferencia entre dar por costumbre y dar con compasión. A través de la historia de una mujer que regatea con un anciano que vende huevos, se revela cómo muchas veces usamos nuestro poder para aprovechar a los necesitados, mientras mostramos abundante generosidad con quienes no la requieren. El relato enseña que la verdadera caridad no consiste solo en entregar dinero o bienes, sino en hacerlo con un corazón compasivo, honrando la dignidad del otro. Dar con amor, justicia y humildad —como enseña Proverbios 14:31 y Marcos 12:44— refleja el carácter de Cristo, quien siempre actuó movido por compasión. El creyente debe examinar si su ofrenda es simple caridad o un acto de compasión genuina que identifica, levanta y dignifica al necesitado, pues Dios no mide la cantidad, sino la intención del corazón.