El mensaje de Joel describe dramáticamente la crisis más grande de la que Judá tenga memoria. Una plaga de langostas lo había devorado todo. Las plagas de langostas eran amenazas recurrentes en el Medio Oriente (Amós 7: 1-2), pero esto era un desastre sin precedentes. La plaga destruyo todo el sustento económico de Israel. Ya no hay trigo en el campo, ni viñas que cuidar. El grano se pudrió y la cosecha se perdió. Y los animales del campo gimen por causa de la sequía. ¿Cómo se puede enfrentar una calamidad tan grande? ¿Cómo el pueblo de Dios puede sobreponerse al desastre? —Una calamidad tan grande debía enfrentarse con un llamado a la oración y al arrepentimiento. No hay otro camino. No existe acuerdo político o social cuando Dios esta disciplinando a una nación. Sólo el camino del arrepentimiento y la fe.

En medio del desastre, Dios ofrece la oportunidad a su pueblo de arrepentirse y ser restaurados. Dios les llama diciendo: “conviértanse a mi de todo corazón”. El arrepentimiento es el camino para la restauración, el único escape del juicio, y la única puerta de entrada a la gracia y misericordia.  No bastaba con ser el pueblo de Dios, el pueblo necesitaba una conversión completa a Dios. ¿Cómo debemos volvernos a Dios?