
En esta prédica descubrimos que, aunque a veces no veamos resultados visibles, Dios está obrando en lo profundo de nuestra vida. Como el bambú japonés, que pasa años desarrollando raíces antes de crecer hacia arriba, así también el Señor forma nuestro carácter en lo secreto antes de manifestar su gloria en público.
A través de ejemplos como Moisés, David, Ester y Jesús, aprendemos que los procesos ocultos no son pérdida de tiempo, sino preparación divina. El silencio de Dios no es ausencia, sino actividad invisible que nos moldea, nos fortalece y nos posiciona para lo que vendrá.
Mateo 6:6 – “Tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.”