
Aunque ambos pueden causar angustia, los terrores nocturnos y las pesadillas son experiencias distintas: Los terrores nocturnos ocurren durante el sueño profundo, y el niño experimenta un intenso miedo y confusión, a veces acompañado de gritos o movimientos bruscos. A diferencia de las pesadillas, los terrores nocturnos suelen ocurrir al principio de la noche y el niño no recuerda el episodio al despertar. Las pesadillas, por otro lado, son sueños vívidos y perturbadores que ocurren durante el sueño REM (sueño de movimientos oculares rápidos). El niño suele recordar el contenido de la pesadilla y puede sentirse ansioso o asustado al despertar.