
Definitivamente hay algo en nuestra cultura de la hiperproductividad que está roto. El estar siempre ocupados y ser "imparables" se han vuelto valores deseables que nos llevan al límite y nos olvidamos de la importancia de parar a descansar y escucharnos para evaluar si estamos viviendo como queremos.
Parar es necesario, y lo merecemos, para poder retomar con más fuerza y avanzar hacia la dirección que está alineado con nuestro propósito.