
Hoy estaremos leyendo Ezequiel 25-26, Santiago 2:14-26 y Proverbios 17:11-20. En Ezequiel 25 y 26, Dios anuncia juicio sobre las naciones vecinas que se habían alegrado de la caída de Jerusalén. En Ezequiel 25, el Señor se dirige a Amón, Moab, Edom y Filistea, denunciando su burla y su deseo de venganza contra Israel. Cada una de estas naciones representa un corazón que se goza del mal ajeno. Dios les recuerda que Él sigue siendo soberano sobre todos los pueblos y que Su justicia alcanza incluso a los que se creen intocables. En Ezequiel capítulo 26, el mensaje se enfoca en Tiro, una ciudad próspera y orgullosa que pensó beneficiarse del colapso de Jerusalén. Pero Dios declara: “Yo estoy contra ti, Tiro.” Su riqueza, su comercio y su fama no la salvarán del juicio. Detrás de cada profecía hay un principio espiritual: el orgullo y la insensibilidad ante el dolor de otros son señales de un corazón que ha olvidado quién gobierna. Reflexiona: ¿Has aprendido a alegrarte por la restauración de otros o aún te cuesta verlos bendecidos? ¿Tu confianza está en tus logros o en la soberanía de Dios?
En Santiago 2:14–26, el apóstol explica que la fe sin obras está muerta. “¿De qué sirve que alguien diga que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá esa fe salvarlo?” No se trata de ganar salvación por esfuerzo humano, sino de evidenciar la fe genuina a través de acciones concretas. Santiago usa dos ejemplos: Abraham, quien mostró su fe obedeciendo al ofrecer a Isaac, y Rahab, quien la demostró al proteger a los mensajeros. En ambos casos, la fe se tradujo en obediencia práctica. “Así como el cuerpo sin espíritu está muerto, también la fe sin obras está muerta.”Dios no busca palabras vacías, sino una fe viva que actúe con amor, compasión y justicia. La verdadera fe no se queda en el discurso, se refleja en el servicio. Reflexiona: ¿Tu fe se nota en tus acciones diarias? ¿Estás mostrando con tus hechos la confianza que dices tener en Dios?
En Proverbios 17:11–20, la sabiduría advierte sobre el peligro de la rebeldía y la falta de dominio propio. “El malvado busca solo la rebelión, y un mensajero cruel será enviado contra él.” También enseña que “el amigo ama en todo tiempo, y un hermano nace para el tiempo de angustia.” La lealtad y el amor constante son tesoros que sostienen en los días difíciles. El pasaje también resalta que el corazón alegre es buena medicina, pero el espíritu abatido seca los huesos. Finalmente, dice que “el hombre perverso provoca disputas y el chismoso separa a los mejores amigos.” Las palabras imprudentes pueden destruir relaciones que tardaron años en construirse.