
Una joven enfrenta un embarazo inesperado, empieza a ilusionarse con la maternidad, pero sufre la pérdida del bebé. En medio del duelo inesperado y de la confusión emocional, recibe una palabra bíblica que la ayuda a comprender que Dios no abandona lo que comienza. Reflexionamos con Filipenses 1:6: “El que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará...”.
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