
Una madre migrante enfrenta la angustia de dejarlo todo por el futuro de sus hijos. El rechazo, la soledad y la pregunta eterna: ¿Dónde está Dios cuando el viaje duele? En Salmos 147:3 encontramos consuelo para los corazones rotos: Dios sana y venda las heridas. Él no está lejos del que sufre… incluso en tierra extranjera. Síguenos en Facebook, Instagram, TikTok, YouTube y Spotify como La Parroquia Digital. Aquí estamos para caminar contigo.