
Su padre es presidente del club de esgrima y su madre entrenadora, por lo que pocas opciones quedaban para que Teresa se aficionara. Lo que no sabían ellos es que su hija llegaría a ser la española número 1 en el ranking para los próximos JJOO de Tokio. Y así es, florete en mano viajó a Italia para ser mucho mejor de lo que ya era, sin importarle los kilómetros de carretera que le alejaban de su novio y su familia, y lo está consiguiendo. Veremos cuál es el futuro de esta joven que odia a Bruno Mars y se motiva al ritmo de El Alfa, pero estad muy atentos, ha nacido un nuevo referente del deporte español.