
Ella tenía una relación muy especial con su madrina. Cuando enfermó de cáncer, le pidió que la esperase a verla recibida. Finalmente falleció un martes, justo el día en que rendía su última materia y se convertía en profesional. Esa noche, a pesar de la tristeza, fue a un bar a festejar su logro. Entonces, desde la mesa de al lado le llegó una señal que le hizo entender que su madrina siempre está, que nunca dejará de acompañarla.
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Soy Giselle Mazzeo, autora de los libros "Sos la vida de mi amor" y "Sin canción no hay historia".
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