
A veces no es falta de esfuerzo, no es que no tengas ganas de crecer, avanzar o cambiar…Es que estás rodeado de personas que, sin querer, te frenan, de amistades que ya no suman, que te acostumbran a quedarte donde estás, que no celebran tu crecimiento. Y lo más peligroso es que muchas veces ni lo notas, porque lo disfrazas de lealtad, de historia compartida, de costumbre.
Este episodio es una invitación a mirar tu entorno con honestidad, a preguntarte: ¿quién me impulsa y quién me estanca?
Porque la amistad es una fuerza silenciosa, pero poderosa, y si no eliges bien con quién caminar… podrías estar alejándote del propósito que Dios soñó para ti, sin siquiera darte cuenta.