
"Dichosos los siervos a quienes su señor encuentre despiertos cuando regrese"
(Lc. 12,37)
En todas partes del mundo, la gente anda buscando el amor, porque todos están convencidos de que sólo el amor puede salvar al mundo. Pero muy pocos comprenden en qué consiste realmente el amor y cómo brota en el corazón humano. Con demasiada frecuencia se equipara el amor a los buenos sentimientos para con los demás, a la benevolencia, a la no-violencia, al servicio... Pero todas esas cosas, en sí mismas, no son el amor. El amor brota del conocimiento consciente. Sólo e la medida que seas capaz de ver a alguien tal como realmente es aquí y ahora, no tal como es en tu memoria, en tu deseo, en tu imaginación o en tu proyección, podrás verdaderamente amarla; de lo contrario, no será a la persona a la que ames, sino a la idea que te has formado de ella, o bien a la persona como objeto de tu deseo, pero no tal como es en si misma.