El perdón me liberó

Durante años cargué resentimientos hacia personas cercanas, creyendo que perdonar era excusar sus acciones. Hasta que la vida me enseñó que el perdón no es para ellos… es para mí.

Perdonar me quitó un peso que llevaba por años y me abrió la puerta a la paz. Desde una mirada estoica, entendí que nadie actúa con intención de herir, sino según su propia historia y circunstancias.

No puedes cambiar lo que hicieron, pero sí cómo respondes.

Elige perdonar. Elige la serenidad.

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