
Hay una manera de ser egoísta a la vez que se tiene en cuenta a los otros y que, además, puede ser una gran fuente de crecimiento personal.
¿Por qué molesta tanto el egoismo?
El problema es que desde pequeños se nos enseña lo contrario. Primero ellos, luego yo. Y así, el egoísmo está muy mal visto, incluso en su definición en el diccionario: excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás.
Debemos cambiar nuestra visión del egoísmo, entender que necesitamos ser más egoístas. Y atendernos bien. Atendernos, escucharnos, comprendernos y ver que el mundo empieza en nosotros, pero ese mundo sigue en los demás. Esa es la gran diferencia. Debemos partir de nosotros e ir hacia los demás.
El egoismo es una de las claves de la felicidad, ¡¡pongámoslo de moda!!