
En este episodio de Notas al margen exploramos una paradoja de nuestro tiempo:
vivimos en sociedades que celebran la diversidad, pero rechazan la diferencia.
La diversidad aceptada suele ser estética, cuantificable y funcional.
Un decorado amable que no exige cambiar nada importante.
La diferencia, en cambio, es estructural: no se adapta a la norma, la cuestiona.
A través de ejemplos cotidianos, una analogía tan clara como la del menú de McDonald’s y un repaso por la filosofía, la literatura y el arte —territorios donde lo distinto siempre ha encontrado refugio— reflexionamos sobre:
por qué lo diverso se canaliza y se neutraliza,
cómo lo distinto amenaza al sistema,
por qué el pensamiento libre es cada vez más incómodo,
cómo las etiquetas descalificadoras sirven para estrechar el debate,
y de qué manera el poder y la educación moldean lo “posible”.
El episodio invita a mirar con calma una tensión que define nuestra época:
queremos parecer abiertos, pero nos cuesta dejar espacio a aquello que no encaja.
Un capítulo para quienes siguen preguntándose:
¿qué queda de nuestra libertad de pensamiento en un mundo que nos pide ser diversos, pero no distintos?