
El tiempo de Dios es perfecto. Él tiene un plan trazado y ordenado para todos los acontecimientos en este mundo. Jesús vino a este mundo en el tiempo idóneo para incursionar. Inició su ministerio en el tiempo correcto, la edad correcta y en el lugar correcto. Dios nos ha asignado a todos una misión, que tiene un cumplimiento exacto. A todos los hombres les ha dado la oportunidad de seguirlo, les ha visitado y hablado en su momento. El problema es que a muchos se les pasa o no entendieron que era su momento: La misma nación Judía, tuvo la visita del Mesías y no se dieron cuenta, no lo quisieron recibir. Algunos dicen: “Si yo hubiera vivido en esa época, yo sí lo hubiera reconocido” ¿Quién sabe si no al igual que la mayoría, hasta lo hubieran crucicado?; pero no vivimos esa época, y nos ha tocado vivir en tiempos del fin.