“Bienvenidos a Para Edificar, el espacio donde tu fe se fortalece y tu corazón se anima a seguir adelante.
Hoy continuamos con la Mini serie: Fe bajo presión. Y hoy vamos a hablar de algo que todos enfrentamos: la presión de este mundo. Presión para encajar, para callar nuestra fe, para hacer lo que otros hacen… aunque sepamos que no está bien. Pero hoy veremos que, con la ayuda de Dios, podemos mantenernos firmes. Y para eso, vamos a aprender de la vida de un hombre que prefirió un horno de fuego antes que arrodillarse ante lo que no era Dios.”
En un mundo donde las voces y las corrientes intentan moldear quién eres, mantenerse firme en la fe es un acto de valentía. Hoy hablaremos de cómo, como Daniel, podemos aprender a no ceder ante la presión.
“La presión revela de qué estás hecho… y en quién confías.”
Daniel fue llevado a Babilonia como prisionero cuando era joven. Allí todo era diferente: la cultura, la comida, la religión… y la presión para adaptarse era enorme.
Desde el primer momento, Daniel decidió en su corazón no contaminarse con la comida del rey. (Daniel 1:8)
Más adelante, sus amigos Sadrac, Mesac y Abed-nego fueron amenazados con morir en un horno ardiente si no se arrodillaban ante la estatua de oro del rey Nabucodonosor.
¿Qué hicieron? Se mantuvieron firmes, aun sabiendo que podían morir. Ellos dijeron: “El Dios a quien servimos puede librarnos… pero aunque no lo haga, no serviremos a tus dioses.” (Daniel 3:17-18)
La verdadera fe no depende de la aprobación de la gente, sino de la aprobación de Dios.
La presión revela en quién confías realmente.
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