¿Alguna vez has pensado en el poder que tienen tus palabras? Con una frase podemos levantar el ánimo de alguien… o derribarlo. La Biblia nos enseña en Efesios 4:29 que nuestras palabras no deben ser dañinas, sino instrumentos de gracia y edificación.

“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.” (Efesios 4:29)

Hoy quiero invitarte a reflexionar: ¿Qué estás sembrando con lo que dices cada día?

Las palabras tienen peso.

• Proverbios 18:21 nos recuerda que “la muerte y la vida están en poder de la lengua”. Es decir, lo que decimos puede traer vida o destrucción.

• Cuando hablamos con amargura, crítica o enojo, no solo lastimamos a otros, sino que también contaminamos nuestro propio corazón.

• En cambio, cuando hablamos con fe, con amor y con esperanza, sembramos semillas de vida que producen fruto en quienes nos rodean.

Jesús mismo dijo en Mateo 12:34: “De la abundancia del corazón habla la boca”. Esto significa que nuestras palabras reflejan lo que tenemos dentro. Si en nuestro corazón hay resentimiento, eso saldrá. Pero si hay gratitud, paz y amor de Dios, eso también se manifestará en lo que decimos.

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