Había una tercera persona en nuestra relación, y no era el Espíritu Santo. Todo se quebró, y cuando pensamos que todo estaba perdido y que no había solución para nuestros problemas, decidimos separarnos. Pero en medio de la ruptura, Dios trajo restauración. Solo en Jesús hay esperanza, porque como dice el Pastor en su libro “Vientos en contra, Dios a nuestro favor”: “El matrimonio es una idea tan buena que solo a Dios se le pudo haber ocurrido… por eso es el único que puede y sabe cómo restaurarlo” (Capítulo 1, página 19).

Te invito a escuchar este poderoso testimonio de una familia preciosa que experimentó la fidelidad de Dios.