
Hoy tengo el honor de compartir un testimonio que te va a confrontar, inspirar y edificar.
Junto a Camila Narváez @camilaangelruiz una joven de mi congregación que conoció al Señor desde pequeña. Hablamos de cómo Dios puede sanar heridas profundas, restaurar el corazón y transformar el dolor, el rencor y las marcas del pasado en propósito.
Su historia refleja las luchas reales que muchos jóvenes enfrentan hoy, incluso dentro de la iglesia.
Este episodio es un recordatorio poderoso de que en Jesús siempre hay esperanza.