
La geopolítica del petróleo se centra en cómo este recurso influye en el espacio energético mundial, las relaciones internacionales y el poder global. Es crucial entender la distribución desigual del petróleo, la influencia de las grandes potencias consumidoras sobre los productores, las rutas de transporte, y la evolución del consumo. Esta complejidad genera alianzas estratégicas pero también rivalidades y conflictos por un suministro estable.El verdadero motivo de los conflictos de las grandes potencias con los países petroleros es el control de los yacimientos, aunque se disimula con narrativas de defensa de la democracia o derechos humanos. Estas justificaciones se usan para la injerencia o intervención militar y forzar un cambio de régimen. Guerras e inestabilidad, como en Ucrania o el Medio Oriente, crean incertidumbre y afectan los precios del petróleo y la energía.A pesar de que las reservas probadas garantizan petróleo por más de un siglo, su vulnerabilidad obliga a países como Estados Unidos a diversificar sus fuentes. El petróleo sigue siendo vital, aportando el 33% de la matriz energética mundial y el 95% del consumo global para el transporte. El interés de la administración Trump en Venezuela, que posee las mayores reservas, busca recuperar el control del suministro ante las alianzas de Caracas con rivales geopolíticos de EE. UU.. Esto explica maniobras para forzar un cambio de régimen y asegurar un suministro estable a largo plazo.La política petrolera es el conjunto de decisiones de un Estado para la administración y explotación de hidrocarburos, cubriendo toda la cadena de valor y fijando objetivos económicos, sociales y geopolíticos. Factores como la OPEP, la concentración geográfica y las rutas de suministro influyen en este interés estratégico global.